Teresa de la Parra

     Ana Teresa Parra Sanojo, mejor conocida por su pseudónimo “Teresa de la Parra”, fue una escritora venezolana de gran renombre, contemporánea además con Rómulo Gallegos. Es conocida principalmente por sus novelas Ifigenia: Diario de una Señorita que escribió porque se fastidiaba, que, aun siendo su primera novela, alcanzó un éxito tal, que hoy sigue siendo estudiada y leída. Muchos críticos pensaron que ninguna otra obra suya podría alcanzarla, y que sería otra de esos autores de un solo libro; sin embargo, Teresa de la Parra escribe posteriormente Las memorias de mamá Blanca que logra igualarse en éxito.

     La obra de Teresa de la Parra ha sido tan criticada como alabada. Desde su primera publicación es comentada por autores de la talla de Lisandro Alvarado y Arturo Uslar Pietri, estos comentarios, a veces críticos sin duda, ayudaron a su difusión.

     Teresa de la Parra hace en sus libros una sutil crítica, de una forma delicada, graciosa y muy sencilla, a la condición social de la mujer venezolana, sin embargo no se consideraba a sí misma como una feminista, pues ella situaba su obra muy lejana a temas de política, sufragio u otros similares; sin embargo, no puede separarse su obra de un mensaje que piensa la condición de la mujer en su época. Incluso, años más tarde de la publicación de Ifigenia…, hace una serie de conferencias en Colombia sobre el feminismo.

“en cuanto al fastidio (…), sí, era algo fijo, algo como un denominador común de muchas mujeres venezolanas de aquella época, y en especial de las que eran señoritas de bien (…) ¿por qué se fastidiaban? Porque no tenían nada que hacer, o mejor dicho, porque no las dejaban hacer nada: ni estudiar, ni trabajar, ni salir solas”.

Teresa de la Parra. Ifigenia. 1924

     Ana Teresa Parra Sanojo nace en París el 5 de actubre de 1889, y regresa a Venezuela en 1902, ahí se instalan ella y su familia en la hacienda “Tazón” en Cúa, Miranda. Su familia se traslada a España a 1906 tras la muerte de su padre, ahí ingresa en el colegio Sacre Coeur en Godella, cerca de Valencia. En 1915 sale del colegio y viaja nuevamente a París, donde escribe y publica sus primeros cuentos bajo el pesudónimo de Fru-fru; algunos de sus cuentos fueron publicados por revistas francesas y por el periódico El Universal, en Venezuela, como por ejemplo “Buda y la leprosa”. En 1920 publica su Diario de una caraqueña por el lejano oeste en la revista Actualidades dirigida por Rómulo Gallegos, sin embargo, al menos tres de sus cuentos permanecieron inéditos hasta luego de su muerte, estos son “El genio del pesacartas”, “El ermitaño del reloj” y “La señorita grano de polvo, bailarina del sol”.

En 1922 bajo el nombre de Teresa de la Parra, se inscribe en el concurso de cuentos del diario El luchador que le concede el premio extraordinario a su cuento “La Mamá X”. ese mismo año publica un fragmento títulado: Diario de una señorita que escribió porque se fastidiaba en la revista La lectura semanal, dirigida por José Rafael Pocaterra, y gracias al premio de la Casa Editora Franco-Ibero-Americana obtenido en París se publica en español en 1924 Ifigenia. Diario de una señorita que escribió porque se fastidiaba.

      Continúa viviendo en París y lidera un círculo literario en 1926, pero viaja al año siguiente para dar una conferencia en Cuba titulada “La Influencia oculta de las mujeres en la Independencia del continente y en la vida de Bolívar”, y luego en Colombia en ese mismo año, varias sobre “El Feminismo”. En 1928 comienza a escribir Las memorias de Mamá Blanca que es publicada en Paris por la editorial Le Livre Libre, París en 1923, y que se publica en Caracas en 1945.

     Hacia 1931 comienza a sentir los primeros síntomas de su enfermedad y se confirma como lesión pulmonar al siguiente año, y se interna en el sanatorio para enfermos de tuberculosis pulmonar en Leysin, Suiza, ahí es sometida a un largo tratamiento y reposo. Desde su reclusión escribe un extenso epistolario a figuras de las letras y las artes, amigos íntimos y familiares, que dejan ver la tristeza y desesperanza que embargaban a Teresa por ese entonces, y que Gabriela Mistral llamó como “estado de gracia” en la obra de Teresa de la Parra. En 1934 sufre una bronquitis asmática, pero vuelve a París en 1935. En 1936 se interna en el sanatorio de tuberculosos en Fuenfría, en la Sierra de Guadarrama; muere en Madrid el 23 de abril de ese mismo año.